top of page
  • Beatriz

Mi primera vez frente a la cámara - El Boudoir


Boudoir proviene del francés y significa “tocador”, antiguamente era la habitación donde las damas se arreglaban y se empolvaban, hoy en día la fotografía Boudoir puede tener muchos estilos y sugerir imágenes muy diferentes. En Estados Unidos es muy frecuente este tipo de fotografía, sobre todo en parejas que se van a casar como regalo al futuro marido o bien porque sí, porque te apetece, como regalo para una misma.

Me gustaba y me apetecía este tipo de fotografía porque quería fotografías sensuales y elegantes, mostrar el lado más femenino que todas tenemos, porque independientemente de la edad que tengas o constitución, sigues siendo tan dulce y sexy como quieras serlo, aunque soy consciente de que se puede mostrar de muchas formas y no tiene que ser precisamente en forma de fotografía, pero sin duda, esto es un recuerdo que estará siempre ahí y que se las podré enseñar a mis nietos, esperando que ya en la época que les toque vivir no se escandalicen.

Una sesión “Boudoir” no es hacer unas simples fotos…. es una experiencia que para muchas mujeres significa un cambio de percepción de su cuerpo y aceptación de su belleza. Una experiencia que comienza en el momento que decides realizar la sesión, la elección del estilo de fotografías, la selección de la localización y ropa, hasta la experiencia durante la sesión fotográfica y la entrega de las imágenes. Se pretende con estas imágenes mostrar un lado que teníamos oculto o creíamos que no teníamos.

Desde aquí animo a todas las mujeres hacer una, tener ese momento y ese recuerdo para ellas mismas y para siempre, seguro que tras ver el resultado cambiáis vuestra forma de veros, la autoestima crece y probablemente te reencuentres con tu feminidad.

Y después de enrollarme otra vez, sorry, yo soy así, ¿por dónde íbamos? Sí, ya sé, por la parte que nos disponemos a ir al estudio para hacer la sesión de boudoir.

Pues bien, ahí vamos, llegamos, me cambio, me pongo mi súper conjunto monísimo de lencería que había preparado durante tanto tiempo, salgo y me dicen que me ponga en la parte de la tela negra y vale, me pongo y ahora ¿qué hago? ¿Os imagináis la situación? Ahí, en lencería, en una tela negra con una cámara delante… ufff, nervios, nervios y más nervios. ¿Qué se hace en estos casos? ¿Cómo me muevo? ¿Qué te da calor, frío o ganas de salir corriendo? El fotógrafo tampoco tiene experiencia para guiarme. Miles de pensamientos pasan por mi cabeza, no sé qué hacer, no sé cómo moverme… nervios, nervios y más nervios se siguen apoderando de mí, hasta que al final pienso o hago algo o este hombre me va a matar y poco a poco me fui integrando un poco en la sesión, una tímida sonrisa por aquí, una cara seria de mala leche por allá... hasta que toca, cambio de modelo y ¡zas! vamos a otra localización, localización que me hace despegar, sentirme más cómoda, más yo y empieza todo a ir mejor, me integro de repente en la sesión, ya soy capaz de sonreír, dejar de poner cara de mala leche, me siento, me levanto, me apoyo en la ventana, media para arriba, media para abajo, sandalias, cojín va y cojín viene… hasta que una cremallera de vestido se atasca, ¿por qué me tienen que pasar a mí estas cosas? Menos mal que al final subió. Obviamente no consigo una relajación 100% pero siendo la primera vez imagino que es normal, así terminamos de pasar la tarde, cambios de ropa, velas (si no hago fotos con las velas, me sale una úlcera), búsqueda de luz… una tarde súper entretenida pero sobre todo una experiencia única y muy divertida.

Una vez terminada, vuelta al hotel, segunda noche durmiendo sin mis cachorros y la paso más regular que la anterior, pero bueno, por la mañana ya cojo el tren y vuelvo a casa. Objetivo cumplido, barreras rotas, metas superadas… me hago mayor, jajajajaja, así que me vuelvo a perder por los paisajes del norte con la satisfacción de haber hecho algo que en la vida ni me hubiese planteado ni creí que fuese capaz de hacer.

En los días posteriores, van llegando las fotografías, con cada una voy flipando más, me encantan, unas más que otras, está claro, pero por lo general me gustan mucho.

Se van publicando en el face las dos primeras sesiones la de la playa y la del parque, ahora ¿qué hacemos con el boudoir? Pues en un principio no quiero que se publiquen, total son mías y si me niego pues no se publican, pero después de darle muchas vueltas decido que se publiquen bajo dos condiciones: una que no se me etiquete y dos acompañadas de un texto el cual describa un poco la razón por la que esas fotografías están ahí y animen a más mujeres a hacerlo, a valorarse como quieran, pero valorarse y hacerse valer que no solo estamos para las labores, trabajar y cuidar niños, así que se publican. Bajo asombro del fotógrafo y el mío propio, son las mas megusteadas de su página y con diferencia, guauuuuuuu, ni por un asombro me lo esperaba, tanto que aposté con él que si llegaba a 200 me gustas repetíamos sesión dando un paso más, me gustaban mucho las fotos que tenía de desnudo artístico, el misticismo que las acompañaba y yo para eso soy muy rara y en su momento no me atreví, así que, perdí o gané la apuesta, no lo sé, el caso que pensamos organizar la segunda sesión para septiembre, pero el verano es muy largo, no se tiene tiempo para todo y una de las cosas para las que no se tuvo tiempo fue para organizar otra sesión, qué le vamos a hacer, cada uno tiene tiempo para lo que quiere y obviamente a esta persona, que hoy reniega de las primeras fotos que me hizo, no tuvo tiempo para ver ídeas, pero bueno, gracias a Dios, fotógrafos no faltan en España, así que viendo el desinterés, que la vida pasa volando y que no iba a esperar 200 años a seguir con esto, pues me tuve que decidir por otro.

339 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page